La publicidad es un mundo realmente complicado. Es un sector variable, en constante cambio y vive supeditado a las emociones del público. Un spot brutal de hace 5 años hoy puede estar completamente obsoleto y una idea mágica que en el mercado actual no tiene hueco en sólo 6 meses se convierte en un ‘bombazo’.
Las tendencias evolucionan, las historias caducan, pero lo que se mantiene perenne es la música. La melodía aporta el valor emocional, el sentimiento. Un anuncio puede tener una idea creativa espectacular, pero si la vistes con una música equivocada está abocado al fracaso.
La canción te transporta al epicentro del relato. Te hace partícipe de la historia y te acerca a los personajes. ¿Quién no ha bailado con el ‘Mediterráneamente” de Estrella Damm? Todos nos hemos imaginado en la playa con los amigos en un día de verano. Nos hemos identificado con la imagen fresca y desenfadada de sus protagonistas y nos hubiera encantado disfrutar de un rato divertido con ellos.
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